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Mostrando las entradas de diciembre, 2007

Reflexión 8

El vino tinto semiseco en la copa. Al costado derecho, la botella de vino vacía, sin sentido. Faltan trece minutos para terminar este día. Sentado en mi escritorio, a mi izquierda, una cajetilla de cigarros me hace una agradable visita. Una ligera columna de humo blanco sale del cenicero, que está lleno de colillas y ceniza. En mi computador, activo el programa de música y escucho canciones cargadas de recuerdos, emociones de verano y sinsabores invernales. Escribo. A dos días del año nuevo, medito en todo lo que este año ha sucedido. He sido testigo de nuevas generaciones de actores, de nuevos chicos que han decidido unirse al teatro como modus vivendi, o simplemente como un oficio más, del cual obtener diversión y, si es que hay suerte, una ligera recompensa económica que, muchas veces, dista de la recompensa mayor: disfrutar de la catarsis del público –aristotélicamente hablando- y, por qué no, el poder transmitir un mensaje que llegue a la conciencia de cada uno de los espectadores