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La Vie en Rose

- ¡Era cabro, huevón! ¡Te lo dije! - ¡Ala que feo! - Hay que joderlo nomás… - O pero mi viejo dice que los cabros son sidosos… puta, mejor ya no lo invitamos a nuestras reus. - Oe sí, que se vaya a contagiar a otro lado Yo los escuchaba, en el cole. Con mi cabello engominado, mis excelentes notas y con un montón de lágrimas en la cara. Y sí, yo fui uno de los que sufrió este tipo de amenazas, peleas, jodas y demás. Fui feliz al dejar el colegio. Un lugar donde existen reyes, bufones, hadas y brujas. Donde pueden mejorar tu vida o cagarla en una sola frase. Y la psicóloga: - Si no quieres que te fastidien, pórtate como hombrecito. Anda a jugar al fútbol. - Pero miss, a mí no me gusta… - Vaya y juegue… Y fui un malísimo portero, recibía pelotazos y la burla de todos. Porque en ese momento hasta el dolor se vuelve risa, pero una risa malvada, dura, de esas que te congelan el alma y no se puede respirar. - No lo tomes a lo serio hijo, seguro estaban jugando, mañ
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Todo por un punto

Desde hace mucho sé que existe otro Daniel Manchego. Lo sé, porque mi dirección electrónica personal consta de mi nombre y apellido separados por un punto, mismo que ha hecho que nos conozcamos de forma impersonal puesto que de vez en cuando, recibo en mi correo, mensajes acerca de su vida, empleos y decisiciones. Sé por ejemplo, que es jefe y vive en Europa, maneja el ámbito de Recursos Humanos y sobre todo, se lleva bien con sus compañeros de trabajo. Sé ahora, por el último correo, que está buscando un nuevo horizonte y posiblemente irá a las Islas Baleares, con un buen sueldo. Si en algún momento me lees, querido Daniel Manchego, te aconsejo que lo aceptes, vivas feliz con ese empleo en el cual te aceptan en un lugar acogedor y con esa jefatura que quizá siempre quisiste (Yo creo que el sueldo está bueno y te pagarán las horas extras). Que te mudes y aceptes, no me imagino cómo será vivir en una isla, pero lo pondré en mi lista de deseos. Te felicito por tu nuevo empleo, por t

¿Y quién te dijo que el teatro te va a dar de comer?

Cuando garúa en Lima, siento como un vacío muy extraño. Algunas veces me gusta y camino. Otras, sólo camino, camino sin querer y sin saber a dónde realmente voy y si realmente quiero ir. Hoy son las 7am y está garuando, y aún no sé si quiero irme a otro país a construirme la vida que siempre he soñado, en un país tan venido a menos, donde el arte no me da de comer, donde veo a los mismos artistas de siempre en las mismas revistas de siempre, a otros condenados a ser marionetas, otros infelices renegando de su suerte y otros muchos bufos haciendo de las suyas. Pero hay que comer pues. Así que baila nomás, o inyéctate hormonas. O si estás rico, métete en el bunker con el productor y calladito nomás que lo que pasa ahí no sale. Y si eres sólo buena gente (#SoyFeo), ni modo, te conviene lo figuretti y lo escandaloso. Y factura hemano, factura todo lo que puedas, porque de ahí viene otro blanquito y te bajan el dedo ¿El arte? No pues hermano, hay que comer. O métete al círculo pues, d

POST FACEBOOK 1

Hoy amanecí muy convencido: Sólo los valientes son merecedores de la felicidad. Valientes para defender y reconocer su amor hacia otra persona, y construir una relación. Recuerda, primero, a nadie le interesa lo que tú haces, segundo, a NADIE le interesa lo que tú haces y tercero, A NADIE EN EL MUNDO LE INTERESA LO QUE TÚ HACES. Entonces, ¿Por qué no intentas ser feliz con alguien? Total, la vida es corta y hay que vivir lo más feliz que se pueda. A veces uno se harta de los screen-man, de esos que son bien machitos en la calle enamorando flacas, escribiéndoles por el celular y en la cama son más mujeres que nadie, diciéndole al flaco que les den una chance para seguir y sino pueden "ser amigos". Recuerda que si tú traicionas a quien te quiere, no lo engañas, sino que te traicionas a ti mismo, ya que no eres lo suficientemente cabal para mantener una promesa, y así amigos nadie quiere, ya que la lealtad es nula. Hay que ser felices, sin hacer daño a nadie. Y si te gusta

EPIFANÍAS

Autor: Daniel Manchego Habitación. Gabriela sentada en su cama, con el rostro desencajado. Fuma un cigarrillo y tiene un vaso de whisky a medio terminar. Luz tenue. Se escucha la canción de “El problema” de Arjona. Gabriela: Hola, ¿No me das mi beso? Oliver: No Gabriela, entiende. Yo sólo vine aquí como tu amigo. Gabriela: No entiendo. Es que de verdad, no te entiendo. Oliver: ¿Qué es lo que no entiendes? Vine a verte, a hablar contigo. Me preocupo por ti aunque no lo creas. Soy tu amigo. Gabriela: No recuerdo cuándo fue la última vez que te portaste como un amigo. Y hasta ayer eras más que un amigo. Oliver: Sabías muy bien mis sentimientos…yo nunca te he mentido. Gabriela: Hasta ayer hicimos el amor, me dijiste que me querías una y otra vez. En esta cama. Oliver: Tú lo decías… yo te seguía… no te he mentido. Gabriela: Me dijiste que mientras estés conmigo no estarías con nadie más. Y de repente descubro en tu celular la conversa con tu ex. Me pones mil mentiras y

Trucho

Y sí, llegaste. Pero llegaste trucho, pasado. Y tu estar es efímero, pausado. Me siento como cuando Sandler está con Barrymore y es un but naif, de esos que ya no hay. Como cuando lees Perdóname si te llamo Amor y de repente la peli te sabe mejor. Y los besos de pasión se escuchan perdidos en un camino que se entrecorta por el recuerdo, el perdón y las ganas. ¿A qué jugamos me dices? Y te juro que no sé. Sólo sé que estoy contigo ahora, mañana no lo sé. Y yo tampoco, pero bueno. Y la vida se pinta de emociones, de historias maquinadas, de respiros de comprensión y aprehensión. De buscarte. Qué ganas de estar contigo. Y qué ganas de dejarte. Porque es más complicado llorar por lo que nunca se tuvo y vivir con tu espectro. Desnudo en el espacio, el whisky se derrama en mi boca, mientras mi mente intenta alegrarme con notas perdidas de un violín que alguien dejó olvidado.

Reflexión 10

¿Profesor, estoy actuando bien? ¿Se me cree? Desde varios puntos de vista, y desde mucho tiempo, se ha venido buscando –y discutiendo- la forma de llegar hacia una actuación orgánica. Son distintas las técnicas -pasando desde las acciones físicas hasta la biomecánica- que lo han intentado. Vida, vida que se transforma y se adapta a tiempos, épocas, sucesos y situaciones. Y hasta ahora nada está dicho. Las emociones, gustos y reacciones son infinitas, he ahí la grandeza y la mayor dificultad para el actor. El laberinto que ha de recorrer para lograr siquiera una chispa de organicidad a un parlamento es agotador. También, recordemos que cada etnia tienes sus códigos, maneras y reacciones. Entonces, es muy probable que algunos elementos de la interpretación disten en su efecto. A su vez, recordemos que existen géneros y estilos. No me imagino a una pieza de Beckett ejecutada en un estilo simbolista, ni tampoco ver Quien le teme a Virginia Wolf en bufo. Estas piezas fueron realizad